Por la noche después de la cena, ANOTE EXACTAMENTE LO QUE VA A COMER MAÑANA.
Esta sencilla práctica nos impacta de varias formas:
1. Recluta la corteza prefrontal en el proceso de toma de decisiones, la parte del cerebro que contiene nuestras más altas metas e intenciones. Las decisiones alimentarias improvisadas, por el contrario, suelen hecha por el núcleo accumbens, una parte del cerebro que es ciega a las consecuencias a largo plazo y solo puede ver lo que sabría o se sentiría bien en el momento.
2. Nos permite imaginar, aunque sea por un breve momento, comiendo esos alimentos en esos momentos, y que la visualización previa es muy poderosa para el cerebro. Aumenta drásticamente las probabilidades de que esa visión se haga realidad.
3. Al pensar en lo que vamos a comer al día siguiente, nos vemos obligados a planificar y prepararnos. Chequear si tenemos suficientes verduras en la nevera? ¿Cómo vamos a atravesar esa fiesta en la oficina? Después de haber escrito su comida, tómese un momento para reunir lo que necesita en el refrigerador y obtenerlo listo para el día. ¡Ahora estás realmente en camino!
Es simple, pero absolutamente transformador. Vale la pena convertir este truco de dos minutos en un hábito automático. Más de nosotros podemos relacionarnos con el poder de la automaticidad si pensamos sobre cepillarnos los dientes, algo que logramos sin ningún esfuerzo adicional o previsión de nuestra parte. Si inviertes un par de meses en desarrollar el hábito de anotar lo que eres va a comer al día siguiente, pronto encontrará que la práctica se ha vuelto tan automática como cepillarse los dientes. La inversión de tiempo pagará dividendos durante años.
Utilice este truco de dos minutos para triplicar sus probabilidades de comer saludable al día siguiente, y ver cómo se baja de peso y tu autoestima se dispara!
コメント